lunes, 14 de julio de 2014

Por el siglo XVI, un caballero inglés de apellido Smith compró del genial escultor Miguel Ángel un Cristo Crucificado para ser llevado a Londres. A los pocos años, esté caballero fallece, quedando la imagen en poder de uno de sus hijos, quién la coloca en la capilla de esta real familia. A mediados del siglo XVI,estalló en Inglaterra un enfrentamiento entre Protestantes y Católicos, en el cual los primeros arrasaban casas y capillas destruyendo a su paso imágenes de Santos que encontraban y fue así como Lord Smith ordeno ocultar el Cristo, en el sótano para salvarlos de caer en las manos de los Protestantes, permaneciendo en dicho lugar por espacio de diez años, en que decidió enviarlo a América y llega al Perú, hacía donde traía un conjunto de imágenes para el convento de los padres Franciscanos, debiendo desembarcarlos en el puerto del Callao. Esto sucedía por los años 1568.Cuando el barco estaba próximo a llegar al puerto de destino, se desató una tormenta que casi hizo hundir la embarcación. La tripulación alarmada por orden del Capitán del barco, arrojó todos los bultos pesados para evitar la tragedia y entre ellos la caja que contenía a Cristo crucificado.

 Entre los bultos lanzados y encontrados luego por los pescadores, figuraba la actual imagen del Señor de Luren, que fue llevada al convento de San Francisco. Versiones indican que el párroco de la Iglesia de los Descalzos estaba preocupado por no tener imágenes para su templo, y enterado del desembarco de algunas efigies que lucían abandonadas en los almacenes de San Francisco, solicitó su compra sin saber el contenido.

Las cajas que contenían dichas estatuas fueron embarcadas hacia Pisco. La historia sostiene que la imagen del Señor de Lurén iba en lomo de burro y se extravió hasta un lugar cercano al valle de Ica llamado Rodamonte. Unos pobladores vieron la carga y dieron parte a las autoridades quienes decidieron abrir la caja ya que el borrico se negaba a seguir andando. 

Grande fue la sorpresa de todos e inmensa la devoción al darse cuenta del contenido: La imagen del actual Señor de Lurén que desde entonces permaneció en ese lugar donde luego se construirá una Iglesia en su honor.

Las festividades en honor del Señor de Lurén, consisten en una multitudinaria manifestación religiosa iqueña. En Ica, como en Lima, el mes de octubre es mes de devoción y fervor para los pobladores que profesan la religión católica. Cada tercer lunes de octubre, desde las siete de la noche, cuando el calor del desierto empieza a aplacarse, se inicia la multitudinaria procesión del Señor de Lurén, patrón de la ciudad de Ica.

Miles de fieles, venidos desde todas partes, acompañan a la imagen que recorre, durante más de quince horas, las calles de la ciudad. Los iqueños le construyen arcos y alfombras de flores y cantan alegres a su paso. Hay emoción pero, sobre todo, humildad y fe. Para el historiador Arturo Jiménez Borja, ésta es una procesión recogida, respetuosa, iluminada por infinitos cirios que portan las manos de sus devotos seguidores.

Otra de las fechas en que el fervor católico y los incondicionales al Señor de Lurén salen es para SEMANA SANTA, donde nuevamente las calles de la calurosa Ica se llena de ese mar de devotos que acompaña incansable al Señor de Lurén.Este año llevo un sudario fucsia con encajes dorados


El Señor deLurén, crucificado en el madero de una gran cruz, eleva la majestad de su presencia morena sobre el mar humano que lo rodea. Rostro, cuerpo, manos y pies áridos son iqueños. Desde el alto trono de su anda, sencilla pero hermosa, contempla a su pueblo y le responde con mirada larga y profunda. Éste es, el Señor del desierto.




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